Por Leonardo Arriaga G
Ninguna de las familias afectadas por la tragedia del 17A imaginó que, en cuestión de minutos, sus viviendas quedarían prácticamente hechas trizas e inhabitable, comenzando así un período sin techo propio y a la espera de que algún organismo oficial se comprometiera a reconstruir o levantar una nueva unidad habitacional, a riesgo de perderla nuevamente.
Actualmente, se están dando los primeros pasos para la interacción entre los distintos organismos para definir responsabilidades individuales. Por una parte, el gobierno regional está dispuesto a construir varias viviendas en sitios seguros, pero exige que la Alcaldía aporte su apoyo solidario. De igual manera, la cámara municipal está dispuesta a apoyar cualquier crédito adicional que el ejecutivo nacional requiera para resolver parcialmente la situación. Esperamos que, al tomar decisiones, el interés político no sea un obstáculo.
El peligro latente
El peligro de que los damnificados comiencen a reconstruir sus viviendas en el mismo lugar de sus antiguas casas, a pesar del riesgo, sigue presente. Esta es una preocupación del equipo técnico de ingeniería municipal y de los integrantes de la cámara municipal. La concreción de ideas y los anuncios sobre el inicio de la construcción de las viviendas pueden ser factores de confianza para los afectados.